Notas para un Catequista Misionero

“Atrevámonos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20)
 

Catequistas en diálogo

1. Querido hermano catequista, te acerco estas líneas como si fueran parte de una conversación, que inicié con las cartas que te envié a lo largo de los últimos cuatro años, con ocasión del día del catequista. Podrás encontrarlas al final, en el anexo de este libro.

2. Tal vez, ellas generen alguna reacción o respuesta que quieras enviarme o, sencillamente, se sumen a tu discernimiento acerca de la catequesis y de los catequistas. Quizás, elijas compartir parte de este material con los catequistas de tu comunidad y eso sería, realmente, muy bueno porque dialogar nos hace bien. El diálogo implica la apertura de dar y de recibir, el silencio que sabe estar a la escucha y la palabra que brota de ese silencio reflexivo. Yo, que me siento bendecido con la vocación de catequista, hoy escribo estas simples líneas para dialogar con vos, querido catequista de Dios.

3. A veces, Él me concede la gracia de poder compartir con vos un encuentro de catequistas. Entonces, puedo estrecharte la mano y continuar el diálogo iniciado con palabras escritas. En otras ocasiones recibo tu voz a través de Internet: en los mails y en los foros. Muchas otras veces, vos participás en el diálogo con el testimonio que das y con tus opciones convertidas en vida entregada. De una u otra manera, somos catequistas que dialogamos. Eso somos. Y dialogar nos hace bien porque nos ayuda a abrir el corazón que se ensancha con la voz del hermano que nos ofrece un buen deseo, un consejo, una historia o simplemente un cuento para compartir en nuestros encuentros de catequesis.

4. Hay tanto para dialogar… Son tantos los temas que suelen reunirnos en nuestras conversaciones de catequistas: las familias de este tiempo que llegan a nuestras procesos catequísticos, la vorágine de cambios instalada como una de las notas más propias de esta época, la desafiante crisis en la transmisión de la fe, las interminables búsquedas de una iglesia en salida a nuevos contextos y tantas otras cuestiones, que hoy nos mantienen esperanzadamente en vela en los discernimientos que tejemos entre silencios y palabras.

5. Justamente, hablábamos de esto con Álvaro Ginel en el Congreso Internacional de Catequesis de noviembre de 2015 en Guadalajara, México, y él me decía: ¡Qué importante es invertir tiempo y esfuerzo en hablar acerca de estos temas porque, en este intercambio, vamos descubriendo una nueva catequesis!

6. “El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena…La contemplación silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que salva.

7. En la contemplación silenciosa emerge asimismo, todavía más fuerte, aquella Palabra eterna por medio de la cual se hizo el mundo, y se percibe aquel designio de salvación que Dios realiza a través de palabras y gestos en toda la historia de la humanidad… Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo…”

8. Por eso, decidí reunir estos encuentros, entre silencios y palabras, con el anhelo de que sean para vos un mapa de ruta posible. ¿Hacia dónde? Hacia las periferias de nuestro mundo, que esperan el anuncio de Cristo. Nos sumamos a la propuesta del Papa Francisco de una Iglesia en salida que primerea, se involucra, acompaña, fructifica y festeja (Cfr. EG 24). Así podremos realizar el anuncio de un amor incondicional, de una esperanza a toda prueba y de una vida que no muere porque es capaz de renacer y de florecer, a pesar de las más profundas heridas.

9. Te entrego estas propuestas, querido catequista, para que vos y tu comunidad, desde el diálogo fecundo, las lleven a la vida en una Iglesia en salida.